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Hay una red de salas de cine en Suecia que sólo programa películas no-sexistas y no-racistas, a las cuales les otorgan un certificado de calidad, al que denominan “A-List”. Esta acción radical atrajo la atención de medios globales como The New York Times, The Guardian y el especializado en cine independiente IndieWire, que se hicieron eco de su titánica tarea. ¿El resultado? En pocos años el movimiento ya tiene presencia en más de trece países.

Tuve la oportunidad conocer esta iniciativa en una charla dictada por su propia promotora, Ellen Tejle, en un evento programa por el festival condal L´Alternativa.

Allí, Tejle, más allá de enarbolar estadísticas y cifras, mostró un pequeño video con algunas imágenes muy representativas, principalmente, del cine de Hollywood, donde las mujeres además de hablar muy poco o nada, cumplían perfectamente con el rol de ser mujer florero, femme fatale o mero objeto sexual.

Ella contaba que cuando comenzaron a programar en su sala de cine no se habían planteado este paradigma, sino que asumían que las películas que adquirían por provenir de un tipo de cine independiente y alternativo, mostrarían un mundo mucho más inclusivo. Pero, al confiar menos en su olfato y guiarse por los datos concretos, se dieron cuenta de que no era así. Y decidieron evaluar sus películas con el famoso Bechdell Wallace Test y el Chávez Pérez test. Y así, con data en mano, el resultado fue que el porcentaje de cintas que cumplían con estos estándares, eran muy pocas.

Para quiénes no estén familiarizados con los términos, el Bechdell Wallace Test, es una herramienta que pondera la representación femenina en una película, cuyos requerimientos mínimos son los siguientes:

1.- Tener dos personajes femeninos- con nombre-

2.- Que efectivamente tengan una conversación entre ellas.

3.- Que esa conversación sea sobre algo que no sea hombres.

El Chávez Pérez Test hace más o menos lo mismo, pero se refiere a dos personajes no-blancos y que hablen sobre algo que no sea un crimen. Quiénes tengan más curiosidad sobre este tema, pueden echar un ojo es: www.a-rate.com

Pero, a ver, con este post quiero profundizar un poco más en el tema:

¿Por qué es importante que las mujeres estemos representadas en la pantalla de cine? ¿Será relevante que el cine -y los medios audiovisuales en general – presenten un retrato real, humano, de lo que somos y hacemos las mujeres en el mundo? ¿Será importante ser retratadas más allá de los estereotipos?

Las activistas hollywoodenses del movimiento #MeToo, que no sólo lucha contra el acoso sexual, sino que proponer cerrar las brechas salariales entre hombre y mujeres por un mismo tipo de trabajo realizado, y proponer una mayor cantidad de mujeres en puestos claves como guion y dirección, afirman que: “Si ella no puede verlo, no puede hacerlo”.

A ver, lo repito. “Si ella no puede verlo, no puede hacerlo”. ¿Será cierto? Yo creo que sí o al menos cuesta más. En mi caso, me gustaba el cine, y mi única referencia sobre lo que era un director era Steven Spielberg, pero Spielberg sonaba lejano, distante, como de otra galaxia para una estudiante de bachillerato en Puerto la Cruz, en un país de Suramérica – Venezuela – como lo era yo. Y no fue, sino hasta que supe, sobre la existencia de directoras en mi país como Fina Torres y Solveig Hoogesteijn, que pensé que yo misma podría ser una de ellas, sus nombres eran cercanos, y sobre todo, eran mujeres como yo.

Pero, qué es lo realmente importante del insight por la programadora sueca, ¿Porque hay tan pocas películas que reflejan a las mujeres como son, y en su más esencial forma de ser? ¿Por qué el cine sólo puede reflejarnos como estereotipos? Porque cuando miramos los créditos la mayoría de los guionistas, y directores y productores son hombres. Y a ver, es obvio que escriban mejor de lo que mejor conocen: A ellos mismos, sus sueños, sus angustias, sus miedos. Y no es que no puedan escribir grandes personajes femeninos, porque de hecho, lo han hecho, y muy bien, pero la proporción es mucho menor.

Además, supongo que tradicionalmente lo femenino se asocia con lo doméstico, y de entrada suena poco comercial, aburrido y sin público cautivo. Pero, quizás esto no sea del todo cierto. Ahora que las poderosas #MeToo han impulsado desde el 2017 este tsunami de representación y acceso a la financiación fílmica, veremos que cada vez más se harán más películas y series como mujeres en roles protagónicos. No olvidemos que hace apenas dos años serían impensable un “OCEAN´S 8” con puras protagonistas mujeres. Antes del #MeToo ningún estudio habría apostado por ella.

Pero, como comentó otra poderosa actriz hollywoodense Reese Witherspoon en su discurso de aceptación de “Mujer del año” por Glamour en 2017, ella y su productora decidieron empezar a financiar y producir películas con mujeres en roles protagónicos por un tema de representación. Había una línea de diálogo en las películas que a ella le molestaba profundamente. En una escena cualquiera, cuando se presentaba un conflicto, el personaje femenino se volteaba al masculino y le decía: “¿Y ahora qué hacemos?” Y ella misma reflexionaba diciendo que eso era mentira, hasta un niño sabe a quién debe preguntar cuándo aparece un problema: A una mujer.  Y apunta a una realidad del tamaño de una catedral, la cotidianidad de las mujeres es resolver problemas.

Y haciendo alusión a su personaje de “Elle Woods” en “LEGALLY BLOND” (2001), película que la catapultó a la fama con el rol de una rubia a la que todos subestimaban, pero que logró forjarse una carrera como abogado en Harvard, ella decidiría probar que sí se pueden hacer películas exitosas con mujeres en roles protagónicos. Y con “WILD” (2014), una de las primeras películas de su productora, demostraron que no sólo era una buena idea para resolver un problema de representación, sino a través de ésta y sus siguientes producciones, han demostrado que además es un buen negocio. ¿Y por qué es un buen negocio? No es muy difícil de adivinar, porque estas películas tienen una audiencia, que está sedienta de representación humana, real, y hasta divertida, para que las pantallas de cine reflejen el mundo que está a su alrededor.

Y aunque toda esta órbita hollywoodense y del norte de Europa es muy interesante, también me preguntaba qué tenía todo esto que ver conmigo, y mis proyectos y mi escritura. Pues mucho más de lo que yo creería. A ver, los últimos tres años he podido trabajar como guionista de cine documental, principalmente, pero también he escrito proyectos de ficción que me gustaría verlos rodados y exhibidos en la gran pantalla, pero sobre todo, que puedan conectar con una audiencia, que pueda conectarme con otros, como otros se conectaron conmigo y no sólo me enamoraron del oficio, sino que me han dejado grandes historias como grandes referencias, así como libros, que se convierten en viejos amigos a los que revisitamos de tanto en tanto.

Pues bien, en este tiempo, he escrito dos largometrajes de ficción, con sus 110 páginas en diferentes versiones, hasta llegar a versiones “mostrables”. Y aún ahora, me animo a escribir un tercero, con una historia que me interesa mucho contar. Pues me he dado cuenta que si bien los géneros difieren, un drama indie, una película de aventuras como temas de fantasía y un drama que le hace guiño al thriller todas ellas tienen algo en común. Las protagonistas son todas mujeres: Una pre-adolescente, mujeres adultas en el umbral de sus 20`, 30 y 40` y finalmente he decidido hasta tener como protagonista a una abuela, cariñosa a tope pero aguerrida, valiente, como muchas de las mujeres que he conocido en mi vida, y que tanto me han inspirado.

Y eso, por un lado me dio tranquilidad, es decir, en un mundo digital donde necesitas encontrar tu nicho, pues yo había encontrado el mío. Algo con lo que me identificaba y que podía hacer. Pero luego, me he preguntado el por qué. ¿Era casualidad? ¿Me lo había propuesto? ¿Era una “coincidencia” como la del Nespresso Talents que decidió justo este 2018 buscar historias sobre “La diferencia que ella hace”? No. Nada de esto casualidad, ni tampoco es casualidad que yo haya escrito sobre mujeres de todas las edades en roles protagónicos, las mujeres nos hemos contado poco. Y por eso tenemos la necesidad de contarnos.

Tenemos necesidad de contarnos, y para poder llegar a la pantalla, lo más probable es que necesitemos estar detrás de ella, escribiendo y/o dirigiendo y/o produciendo.

En mi próximo post hablaré sobre personajes femeninos en roles protagónicos, estén pendientes 🙂

¡Feliz fin de semana!

 

 

**Sobre mí. Mi nombres es Joaneska Grössl, soy una cineasta venezolana radicada en Cataluña, España. Me apasiona contar historias, y me apasiona más aún hacerlas hacer viables, realizables…por eso me dedico a la escritura y la producción ejecutiva de proyectos cinematográficos. Quizás pueda sonar como a cortocircuito entre el lado izquierdo y el lado derecho del cerebro pero no es así. Es todo lo contrario. Al menos en mi caso, cada vez que pienso en lo creativo, me lleva a pensar cómo materializarlo y viceversa. Y así mi cerebro se mantiene todo el tiempo conectado.