El registro de imágenes y sonido para un video en realidad virtual se trabaja en 360 grados. Contrariamente a lo que esperaba, mi experiencia con este tipo de rodaje tuvo más similitudes con el montaje de una escena teatral que con una filmación en un set de cine tradicional, o como lo llaman los iniciados “2D”. Aquí detallo mi experiencia con un cortometraje de acción real; animación debe ser otra historia por completo.
Antes de la grabación ensayamos previamente con los actores, tal y como lo haríamos en un set de 2D. Pero, a la hora de rodar, cuando dijimos “acción”, todos los miembros del equipo técnico corrimos a escondernos y en el set sólo quedaron la cámara y los actores. Cualquiera de los técnicos que se hubiera quedado, habría salido en la imagen, y habríamos tenido que “borrarlo” luego en postproducción. Así que, los actores debían recordar sus marcas de movimiento, sus líneas de diálogo y vivir su escena con la cámara como único testigo.
A diferencia del 2D, aquí no tenían que pretender que no tenían una cámara a dos centímetros si hubiésemos rodado un primer plano. Tampoco tenían que imaginarse solos aunque estuvieran rodeados por un equipo de 15 a 20 personas que usualmente se encargan de mover cámara, máquina, luces y micrófonos. No. Efectivamente quedaron solos, como cuando se sale al escenario de un teatro y la audiencia es su único testigo.
Claro que para saber cómo estaba quedando la grabación, desde nuestro escondite, podíamos ir “ponchando” una por una, cada de una de las seis cámaras que componen el cuadro de 360 grados. Esto tampoco parecía cine tradicional, parecía más bien un mini set de televisión. Y luego, como la ventaja que sí da el cine, siempre se puede repetir la escena hasta que quede bien, cosa que en teatro no podría hacerse, porque cada interpretación es única e irrepetible.
Seguimos. Como el registro es en 360 grados y no se pueden seleccionar los planos específicos del lenguaje audiovisual: primer plano, plano medio, plano general…todo queda registrado como en una especie de gran plano general, donde es el espectador/usuario quién elige adónde mirar. Por eso ya deja de ser solo espectador, porque usa la tecnología para crearse su propia narrativa. Por ejemplo: Nosotros rodamos en un palacete modernista del barrio Sarriá de Barcelona. Aunque más abajo explico cómo decimos contar visualmente la escena, si el usuario/espectador se hubiera querido quedar mirando uno de los cuadros que decoraban la locación…hubiera vivido otra historia que la nosotros buscábamos contar.
Por eso, como la práctica suele ser muy valiosa, aquí les detallo las decisiones creativas que tomamos en el cortometraje de acción real para realidad virtual llamado “Sofía”*. Como duraba unos 3 minutos, decidimos rodar tres escenas, haciendo corte entre cada una de ellas y no contar la historia en un solo plano secuencia, como era otra de las posibilidades. Y cada una de las escenas tuvo un acercamiento visual distinto, una propuesta de cámara para buscar guiar la experiencia y atención del usuario/espectador.
En la primera escena, la cámara era como un narrador en tercera persona, ningún actor interactuaría con la cámara, sino que ella estaría ahí, y todo quedaría registrado como en un gran plano general. En la segunda escena, la cámara era como un narrador testigo, uno de los actores interactúa con el usuario/espectador y lo invita a participar: “Huele, huele”, mientras le acerca una botella de Whisky. Mientras que, en la tercera escena la cámara estaba colocada desde el punto de vista del protagonista, los otros actores se dirigían a la cámara comentando y preguntando y ésta (nuestro personaje principal) respondía en voz en off.
Nuestro objetivo era orientar la experiencia del espectador/usuario por un micro viaje virtual, al que muchos no estarían habituados. Así, en la primera escena le permitíamos reconocer el espacio dónde estaba, luego acostumbrarse a la interacción y en la tercera convertirse en “protagonista” pues los actores le estarían mirando a la cámara directamente.
También quiero comentar sobre otros aspectos técnicos que me parecieron cuando menos curiosos, y que me hacían sentir de nuevo en un teatro.
En cuanto a la iluminación, como las luces tradicionales de un rodaje podrían verse dentro del plano, no podíamos utilizarlas. Recordemos que todo se registra en 360 grados, arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda. Así que trabajamos con luz natural, y afortunadamente nuestra locación tenía un pasillo muy iluminado, y grandes ventanales. Si hubiéramos necesitado más iluminación, habría sido preciso utilizar luces incidentales, lámparas que parecieran parte del decorado original.
En cuanto al sonido, pues misma situación que con el crew y la luces. No podíamos tener un boom man que registrara con mayor calidad el sonido, pues quedaría dentro del plano. Así que debimos recurrir a las “balitas” o micrófonos lavalier, para registrar a cada actor individualmente y grabar el sonido de ambiente con un micrófono omnidireccional “abrazado” a la cámara. Y por supuesto, aparte, grabar todos los otros sonidos que pudieran enriquecer el foley para el diseño de sonido.
En cuanto a la interpretación, también es importante comentar que los actores tienen un rango de movimiento, no sólo por el rango dinámico de la imagen, sino que se añade un factor adicional. Durante la grabación, los intérpretes no pueden cruzar por los “estiches”, que son los puntos de unión entre cámara y cámara, para que al unirlos en postproducción no haya distorsión entre ellos.
A pesar de sus particularidades, este tipo de rodaje demostró tener una ventaja adicional. Como debes ensayar tanto con los actores, tanto el acting como la coreografía del movimiento, la proporción de grabación fue 3 a 1, la mayoría de las veces salió a la primera y repetimos sólo por tener un respaldo. Con lo cual, el tiempo de ensayos y preparación del rodaje fue el doble del tiempo que duró la grabación.
Lo mejor de toda la experiencia aunque a veces nos sentimos montando teatro, o ponchando cámaras como en un set de televisión, al terminar todos nuestros planos, acabamos con el mismo y emocionante “that´s a wrap”, de cualquier set tradicional de 2D, y así quedamos con esa misma adrenalina y esa placentera sensación de deber cumplido que todo rodaje tiene. Y por lo cual, al menos yo, siempre quedo con ganas de repetir.
* Sobre “SOFÍA”. Es una experiencia que combina el teatro interactivo con la realidad virtual, fue desarrollado para Garage Stories. En el post “Historias que salen de un garage” comento más en profundidad sobre la experiencia de participar en un hackathon. Y en este slide share todo la experiencia de forma mas didáctica.
**Sobre mí. Mi nombres es Joaneska Grössl, soy una cineasta venezolana radicada en Cataluña, España. Me dedico a la escritura y la producción ejecutiva de proyectos cinematográficos. Puede sonar como a cortocircuito entre el lado izquierdo y el lado derecho del cerebro pero no es así. Es todo lo contrario. Me apasiona contar historias para cine pero me apasiona más aún hacerlas hacer viables, realizables…eso es un trabajón…que necesita de todo nuestro cerebro al servicio de nuestro corazón, para poder emocionar e inspirar a otros, como en su momento otros me inspiraron a mí.